jueves, 13 de febrero de 2014

Firefly, una de las grandes injusticias del mundo seriéfilo


Hoy vengo con una gran recomendación para aquellos a los que les gusta DISFRUTAR de una serie. Si, así con letras mayúsculas. Cabe decir que lo que me ha pasado con Firefly creo que no me había pasado nunca con anterioridad. Muchos me preguntan qué porque me pongo a ver una serie cancelada con 14 capítulos, y la respuesta es muy sencilla: porque es muy buena.

Empecé Firefly porque me apetecía ver una serie nueva que no fuese demasiado larga y siempre había oído cositas de la susodicha, todo halagos. De hecho, Sheldon Cooper tiene a Rupert Murdoch (propietario de la FOX) incluido en su lista de traidores por haberla cancelado, solo os digo eso. Aunque no os voy a mentir. Como sabéis, soy fan de Castle y ver a Nathan Fillion en otro papel y con diez añitos menos llamaba en exceso mi atención.

Firefly es el tipo de nave espacial en la que viven nuestros protagonistas. Nueve personajes, a cada cual mejor, que se dedican a viajar por mundos y lunas para realizar trabajitos (casi siempre ilegales) con los que poder sobrevivir. Nuestros protagonistas viven en el año 2517, construyen las frases un poco extrañas (reto: verlo sin subtítulos) e insultan en mandarín. La combinación en sí es graciosa pero lo que hace grande a la serie es su esencia, esa tan difícil de transmitir con palabras. Con esto quiero decir que sí, que el argumento es original y bastante sólido, pero va más allá. Como ya os he dicho, he disfrutado Firefly muchísimo. No he tenido la necesidad ni siquiera de ver varios capítulos seguidos pues viendo uno la sensación que me quedaba era magnífica. Me identifico totalmente con un comentario que leí en una página web que decía algo así como “Primer capítulo: oh, me parece buena, voy a darle una oportunidad a ver qué tal. Último capítulo: Take my love take my land, take me where I cannot stand…”. Sí, esto último es la letra de la sintonía de la serie, también genial. Para que os hagáis una idea, el rollo de la serie (esa esencia de la que os hablaba) es una mezcla entre ciencia ficción y western, y solo viendo la cabecera os podéis dar cuenta de ello.

No quiero hacer una entrada demasiado larga, si estáis interesados en conocer más detalles Wikipedia siempre es la solución. De hecho, no hay mucho más que yo pueda decir. Firefly no me ha decepcionado en ningún sentido, todos los capítulos me han parecido extraordinarios y todos y cada uno de los nueve personajes principales me han aportado algo.

Sí, realmente es una pena, porque, como supondréis, 14 capítulos no son suficientes para ahondar en la vida de los protagonistas ni lo son tampoco para cerrar algunas tramas. Cuando vi el último capítulo hace un par de días mi cara fue un auténtico poema. Pero a todo esto me encuentro con dos alicientes para reprimir mi odio hacia el nombrado Rupert Murdoch: existe una película llamada Serenity  (aunque todavía no he podido verla) que continúa, en cierta manera, la historia inacaba de Firefly. El segundo aliciente es saber que voy a poder volver a disfrutar de los capítulos siempre que quiera, porque es una serie de esas que vale la pena volver a ver.

Firefly nos regala 14 perfectos capítulos con 14 perfectas historias; personajes que enamoran a los espectadores antes de enamorarse entre ellos; un sentido del humor excepcional; un nuevo concepto de disfraz (sí, el cowboy espacial). En definitiva, creo que es una serie enorme que ha sido tratada muy injustamente pero que nos ha regalado 14 pequeñas joyas para poder disfrutar. Y eso, amigos, es lo que recomiendo que hagáis. Disfrutad, y ya me contáis.


Shiny